Escritores universales

Belli Gioconda

Lugar y Fecha de Nacimiento(Defunción):Gioconda Belli Managua, Nicaragua(1948)
Poeta y novelista nacida en Managua, dio a conocer sus primeros poemas en 1970. Ese mismo año ingresó al Frente Sandinista de Liberación Nacional, organización entonces clandestina, que buscaba derrocar a la dictadura somocista. En 1972 fue premiada por Sobre la grama. Perseguida por la policía se exilió en México y Costa Rica. En 1978 obtuvo el premio Casa de las Américas por su libro de poemas Línea de fuego. Al triunfo de la Revolución regresó a Nicaragua, desempeñó diversos cargos en el nuevo gobierno y publicó dos libros de poesía. En 1988 escribió La mujer habitada, su primera novela, que fue traducida a ocho idiomas y ha tenido gran éxito en Alemania y en España. Publicó posteriormente Sofía de los presagios y en 1997 Waslala, que es su tercera obra en el campo de la narrativa. Actualmente reside en Santa Mónica, California, con su marido y dos de sus cuatro hijos.
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Yo la que te quiere
" Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere. "
Mayo
" No se marchitan los besos
como los malinches,
ni me crecen vainas en los brazos;
siempre florezco
con esta lluvia interna,
como los patios verdes de mayo
y río porque amo el viento y las nubes
y el paso del los pájaros cantores,
aunque ande enredada en recuerdos,
cubierta de hiedra como las viejas paredes,
sigo creyendo en los susurros guardados,
la fuerza de los caballos salvajes,
el alado mensaje de las gaviotas.
Creo en las raíces innumerables de mi canto. "
Los portadores de sueños
" En todas las profecías está  escrita la destrucción del mundo. Todas las profecías cuentan que el hombre creará  su propia destrucción. Pero los siglos y la vida que siempre se renueva engendraron también una generación de amadores y soñadores, hombres y mujeres que no soñaron con la destrucción del mundo, sino con la construcción del mundo de las mariposas y los ruiseñores.
Desde pequeños venían marcados por el amor. Detrás de su apariencia cotidiana guardaban la ternura y el sol de medianoche. Las madres los encontraban llorando por un pájaro muerto y más tarde también los encontraron a muchos muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños, atacados ferozmente por los portadores de profecías habladoras de catástrofes.
Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías dijeron que sus palabras eran viejas y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso es antigua al corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían lanzaban sus ejércitos contra ellos, pero los portadores de sueños todas las noches hacían el amor y seguía brotando su semilla del vientre de ellas que no sólo portaban sueños sino que los multiplicaban y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida como también habia engendrado a los que inventaron la manera de apagar el sol.
Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos, pero en los climas cálidos casi parecían brotar por generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales tuvieron algo que ver con esto, la verdad es que como laboriosas hormiguitas estos especímenes no dejaban de soñar y de construir hermosos mundos, mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se llamaban compañeros, que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban en las muertes, se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se ayudaban en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.
Eran felices en su mundo de azúcar y de viento, de todas partes venían a impregnarse de su aliento, de sus claras miradas, hacia todas partes salían los que habían conocido portando sueños soñando con profecías nuevas que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores y de que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían puentes, jardines, juguetes sorprendentes para hacer más gozosa la felicidad del hombre.
Los portadores de sueños conocían su poder, por eso no se extrañaban, también sabían que la vida los había engendrado para protegerse de la muerte que anuncian las profecías y por eso defendían su vida aún con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros vigilando los pasajes y los caminos buscando estos peligrosos cargamentos que nunca lograban atrapar, porque el que no tiene ojos para soñar no ve los sueños ni de día, ni de noche.
Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte; por doquier hay paquetes con grandes lazos que sólo esta nueva raza de hombres puede verla semilla de estos sueños, no se puede detectar porque va envuelta en rojos corazones, en amplios vestidos de maternidad donde piececitos soñadores alborotan los vientres que los albergan.
Dicen que la tierra después de parirlos desencadenó un cielo de arcoiris y sopló de fecundidad las raíces de los  árboles. Nosotros sólo sabemos que los hemos visto, sabemos que la vida los engendró para protegerse de la muerte que anuncian las profecías."

Managua, Nicaragua (1948)


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