Pintores Mexicanos

Sebastián

Fecha de Nacimiento(Defunción):Chihuahua (1947)

Un escultor de día y de noche
Texto: Sara Cuéllar Fotografía:

Grandote, canoso, de fuerte voz norteña, el artista chihuahuense acepta que entre sus fantasías infantiles siempre estuvo esa que hoy es una grata realidad: ser artista. Y es que luego de admirar al gran David Alfaro Siqueiros, Sebastián, que en ese entonces era simplemente Enrique, jugaba con cajas de cerillos, con lodo y hasta con la masa que se robaba del nixtamal de su pueblo, para hacer figuras y formas que firmaba como "E. Carbajal, el Pintor"

Entre maquetas de trabajos inéditos, obras a escala de las esculturas de su creaci&oaacuten que se encuentran esparcidas por todo el mundo, fotografías de momentos y personajes diversos, libros y reconocimientos, Sebasti´n, el escultor paisano de David Alfaro Siqueiros y amante del arte, va y viene por los laberintos de su casa-estudio en la ciudad de México donde el teléfono no para de sonar. Grandote, canoso, de fuerte voz norteña, Enrique Carbajal (Camargo, Chihuahua, 1947), verdadero nombre del artista, hace gala de su sencillez para describir su proceso creativo, compartir momentos importantes de su vida y hasta sus gustos y disgustos. Pero en realidad son pocas cosas las que hacen perder la paciencia a Sebastián. Mientras su obsesión —como él mismo lo reconoce— de "hacer escultura día y noche" no termine, su vocación innata y desarrollada en la reconocida Academia de San Carlos, seguirá haciéndose presente lo mismo en varias ciudades de México que en Japón, Francia, Estados Unidos, Canadá, Sudamérica o Cuba, entre otras partes del mundo. La producción escultórica de Sebastián, que abarca lo mismo el pequeño formato que el tamaño mediano y la escultura monumental urbana, también ha incursionado en los juguetes interactivos: una serie de modelos para armar basados en sus propias esculturas dirigidos a los niños, como una manera de acercarlos a la creación como juego.
Estos divertimentos ya existían desde los inicios de la carrera de este artista. Su vocación constructiva se ha expresado en la creación de esculturas transformables, o desdoblables, entre las cuales su cubo flexible bautizado como Leonardo 4 constituye un ejemplo inigualable. No obstante, la escultura más conocida de este artista es la Cabeza de Caballo, conocida como El Caballito de Sebasti&aaacuten, localizada en el centro de la ciudad de México. Pero, por supuesto, no es la única; otras obras importantes de Sebastián son la Puerta de Monterrey, en Nuevo León, además de la Puerta de Chihuahua, la Puerta del Sol, el Arbol de la vida, y la Guirnalda, todas éstas Chihuahua. Muchas ciudades del mundo son también hogar de obras de este artista mexicano. En Buenos Aires, La Habana, Montevideo, Río de Janeiro, o Alburquerque, Denver, Englewood y Nueva York. Pero no sólo en América; también en Berna, Islandia, Francia, o en las ciudades japonesas de Osaka, Tokio, Hakone y Nagoya. Por lo pronto las reuniones con sus amigos no las cambia por nada; y con razón, pues entre aquellos con los que comparte buenas comidas o largas reuniones se cuentan políticos, escritores, comunicadores, músicos, modelos, pintores, una serie de personajes que disfrutan como niños el jugar con los cubos transformables que Sebastián siempre tiene dispuestos sobre la mesa de recepción de su estudio. En estos festines no puede faltar el tequila, bebida que siempre disfruta antes de comer y de la cual está orgulloso ya que, como dice, "ya podemos decir que es nuestra. Por fin se aclaró su origen y me encanta eso porque los tequileros se están esmerando y nos ofrecen cada vez más calidad. Es muy lindo viajar y en distintas partes del mundo ver que un tequila llega a venderse tan caro como el mejor cognac. Me encanta el tequila".

De "E.Carbajal, el pintor" a Sebastián
Cuando llega la hora de los recuerdos Sebastián cruza los brazos y suelta una frase contundente: "Fui un niño muy feliz". Y la felicidad de aquel niño que creció comiendo "tortillas de harina, leche, carne y frijoles", consistió en su misma soledad. Una soledad compartida a veces con sus dos hermanos mayores pero más que nada con su madre, que se llamaba, precisamente, Soledad. Entre sus fantasÍas infantiles siempre estuvo esa que hoy es una grata realidad: ser artista. Y es que luego de admirar - hasta el punto de convertirlo en su "héroe" - al gran David Alfaro Siqueiros, Sebastián, que en ese entonces era simplemente Enrique, jugaba con cajas de cerillos, con lodo y hasta con la masa que se robaba del nixtamal de su pueblo, para hacer figuras y formas que firmaba como "E. Carbajal, el Pintor". Su familia le festejaba cada una de aquellas "obras", y a pesar de los prejuicios que había "en aquellos tiempos" en torno a los que se decidían a ser artistas, le permitieron abrir las alas para irse, a los 16 años de edad, a continuar su sueño de ser un "gran escultor". Fue así como se las arregló para sobrevivir en la gran ciudad de México y "juntar un dinerito" para poder entrar a San Carlos. A principios de los años sesenta, el adolescente Sebastián trabajó como dibujante de los maestros normalistas a quienes les hacía sus tareas de fin de curso, "logrando así mantenerme en la capital sin renunciar a su meta de darle a la ciudad de Camargo un gran escultor". Logró entrar a San Carlos donde vivió de "trampa" pues, "como no tenía dinero para pagar una renta, se quedaba a dormir en las colchonetas donde posaban las modelos, dentro de los talleres de la academia, y así fue durante varios años sin que nadie me descubriera". El artista empezó a sobresalir y le quedó claro que su camino, más que la pintura o cualquier otra expresión, sería la escultura urbana, esa que "todos pudieran contemplar" entre los pasos de la vida cotidiana. Sebastián, llamado así por el "destino", luego de que en tres momentos distintos de su vida, tres personas diferentes, entre ellos el poeta Carlos Pellicer, le dejaran ver su "gran parecido" con el San Sebastián de Boticelli, no ha descansado desde entonces. Desde 1968 Sebastián ha realizado más de 120 exposiciones individuales en México, Alemania, Bélgica, Brasil, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Japón, Suiza y Venezuela. Entre los principales premios que ha recibido pueden mencionarse el Superior Prize, otorgado por el Hakone Open Air Museum de Japón dentro del Concurso en Homenaje a Henry Moore, el Premio de Bronce de la ABC Ashi Broadcasting Corporation de Osaka, Japón, el Premio del Jurado de la Trienal Internacional Gráfica de Noruega, y el Gran Premio de Oro, Osaka, Japón. Las maravillas de este artista no sólo se señalan en sus monumentales esculturas amarillas, rojas o azules. Sus grandezas son obvias cuando habla, cuando suelta una carcajada a pesar de escuchar malos chistes y cuando con gran amor se refiere a su familia, a sus amigos y a sus esculturas. Sin embargo, entre obra y obra y entre proyecto y proyecto, la juventud de Sebastián corrió también entre una de sus máximas debilidades: las mujeres. "Hubo una etapa de mi vida en que las mujeres eran mi obsesión. Soy erótico, sensual, enamoradizo, lo cual considero que es vital. El amor y el sexo opuesto es todo, es la vida, siempre llevándolo con sensibilidad e inteligencia". Y así como aparecieron muchas mujeres queriéndose convertir en sus musas inspiradoras, son pocas aquellas que realmente han sido importantes para marcar su vida: "Mi madre; Victoria, la madre de mi hijo Mathías; Gabriela, mi esposa y madre de mi hija Gaby". Y sin complejo alguno, el escultor confiesa que uno de los placeres que m&qqcutes disfruta y al que no está dispuesto a renunciar, es "hacer el amor". Un placer que parece ser su clave para mantenerse activo y responder a esos impulsos que lo hacen despertarse de madrugada para dibujar y crear su siguiente proyecto. Y así pasa la vida de este escultor que divide su tiempo entre su estudio y su taller, un enorme espacio donde los planos se convierten en obras monumentales donde las grúas, las plaquetas de acero y los destellos de la soldadura forman parte del paisaje, sin dejar de lado los vivos colores que cubren cada obra terminada y que está en espera de su destino final. Pero también la tecnología tiene un sitio privilegiado en el taller de Sebastián. El artista comenta que en una de sus más recientes exposiciones, montada en el Museo Tamayo de la Ciudad de México, aplicó un sistema de elestrodepositación para que los organismos marinos crearan, en estructuras creadas por él y sumergidas en el mar por varios meses, su propio hábitat. El artista relata sin remilgos su punto de vista sobre la polémica nacida a partir de su monumental escultura Los Arcos del Milenio, un proyecto del Ayuntamiento para la ciudad de Guadalajara. Esta obra, que tendrá un costo de doce millones de pesos y se localizará en la glorieta de Abastos, fue propuesta por el promotor Enrique Lázaro y el propio Sebastián. El artista no tiene duda y asegura que "ya no hay vuelta de hoja". Agrega que "mi voluntad tanto creativa como económica está volcada a que este asunto llegue hasta las últimas consecuencias". Y aclara que a la escultura medirá 53 metros de altura y es construida con plaquetas de acero. Sebasti&aaacuten es entusiasta y sabe que los Arcos del Milenio formarán parte de su gran repertorio; eso sí, con la consigna de que se trata de su obra más grande en todo el mundo y que desbanca a la Puerta de Chihuahua que mide 45 metros de altura. Bien dijo alguna vez el escritor mexicano Carlos Fuentes: "Sebastián encarna soberanamente las grandezas y servidumbres del inevitable encuentro de la mente creadora con la materia intangible. Pues cuando decimos que la geometría es la materia de Sebastián pero la mente es la materia de la geometría, no debemos olvidar que, en el otro extremo, hay metal, hay papel, hay materia muda aunque esta vez visible, esperando convertirse en visibilidad artística".






 








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