Perjura Lerdo de Tejada-Luna Drusina
No se me olvida cuando en tus brazos
al darte un beso mi alma te di;
cuando a tu lado de amor gozando,
¡ay! delirando, morir creí.
Cuando mis labios en tu albo cuello
con fiebre loca mi bien posé;
y en los transportes de amor excelso
no sé hasta dónde mi alma se fue.
¿Por qué no fueron aquellas horas como soñé?
¿Por qué ¡ay! huyeron y ya no pueden jamás volver?
¿Por qué no he muerto cuando eras mía y yo tu dios?
¿Cómo es que vivo si éramos uno y hoy somos dos?
Hoy que te miro pasar radiante
con otro amante como yo fui,
siento que mi alma en un infierno
de amor y celos está por ti.
Quiero tu imagen verla borrada
con tanto llanto que derramé;
quiero olvidarte, que tu recuerdo
vaya al abismo de lo que fue.
Pero no puedo dejar de amarte mi dulce bien.
Que es imposible que yo te olvide si eres mi ser.
Ya ni la muerte podrá arrancarte del corazón,
que somos uno aunque tú digas que somos dos.
Con tenue velo tu faz hermosa
camino al templo te conocí,
y al verte ¡oh niña tan pudorosa
por vez primera amor sentí!
Tiernas palabras dije a tu oído,
dulces caricias te prodigué
y al ver mi pecho de amor henchido
ser siempre tuyo fiel te juré.
¡Ay! cuántas veces la luz del día nos sorprendió.
¡Ay! cuántas otras tus juramentos el cielo oyó;
esos momentos, amada mía, no olvidaré
cuando en tus brazos y en beso amante mi alma dejé.
Con velo blanco tu faz traidora
camino al templo te vuelvo a ver,
¿dónde están, dime bella señora
tus juramentos que diste ayer?
Tiernas palabras junto a tu oído
dulces caricias, también tendrás;
mas nunca un pecho de amor henchido
tu nuevo amante darte podrá.
Pero ¡ay! no puedo dejar de amarte mi dulce bien
que es imposible que yo te olvide si eres mi ser.
Ya ni la muerte podra arrancarte del corazón.
Que somos uno aunque tú digas que somos dos.