Velarde Domingo / Noches tenebrosas

Noches tenebrosas

Domingo Velarde



En una noche tenebrosa y fría,

cuando las horas en silencio me pasaba,

las once y media en un reloj tal vez serían,

los aleteos de un cenzontle que vagaba.


A una mujer mi amor le había ofrecido,

juré quererla mientras fuera firme;

yo sin saber que en su pecho había escondido

el aguijón de una serpiente para herirme.


Anda, mujer, con Dios que te perdone,

ya no quisiste vivir de mis pobrezas;

tal vez otro hombre te prometiera riquezas,

yo no te ofrezco más que un pobre corazón.


Anda, mujer, con Dios que te perdone,

ya le rompiste ami pecho las cadenas,

y en mi mano una carta escrita

llevo donde me dices: anda, joven, y no temas.


Anda, mujer, con Dios que te bendiga,

ya no quisiste tener un fiel amigo,

y en esta piedra con mi propia mano escribo;

estás perdonada, levanto tu castigo.

Regresar