La barca de oro
Abundio Martínez
Yo ya me voy
al puerto donde se halla
la Barca de Oro,
que debe conducirme,
yo ya me voy;
sólo vengo a despedirme,
adiós mujer,
adiós para siempre adiós.
No volverán
tus ojos a mirarme;
ni tus ojos a mirarme;
ni tus oídos
escucharán mi canto;
voy a aumentar
los mares con mi llanto,
adiós, mujer,
adiós para siempre, adiós.