La cigarra
Ray Pérez y Soto
Ya no me cantes, cigarra,
que acabe tu sonsonete;
que tu canto aquí en el alma
como un puñal se me mete,
sabiendo que cuando cantas
pregonando vas tu muerte.
Marinero, marinero,
dime si es verdad que sabes,
porque distinguir no puedo,
si en el fondo de los mares
hay otro color más negro
que el color de mis pesares.
Ay lararí, ay laralá,
hay otro color más negro
que el color de mis pesares.
Un palomito al volar
que llevaba el pecho herido,
ya casi para llorar
me dijo muy afligido:
ya me canso de buscar
un amor correspondido.
Bajo la sombra de un árbol
y al compás de mi guitarra
canto alegre este huapango
porque la vida se acaba,
y quiero morir cantando
como muere la cigarra.
Ay lararí, ay laralá,
y quiero morir cantando
como muere la cigarra.