Canción del soldado
D. P.
¡Adiós! adiós, lucero de mis noches,
dijo un soldado al pie de un a ventana,
¡Me voy! me voy, no llores ángel mío
que volveré mañana.
Ya se asoma la estrella de la aurora,
ya se divisa en el Oriente el alba
y en el cuartel tambores y cornetas
están tocando a diana.
Horas después, cuando la negra noche
cubrió de luto el campo de batalla,
a la luz del vivac pálido y triste,
un joven expiraba.
Alguna cosa de “ella” el centinela
al mirarlo morir dijo en voz baja...
alzó luego el fusil, bajó los ojos
y se enjugó las lagrimas.
Hoy cuentan por doquier, gentes medrosas
que cuando asoma en el Oriente el alba
y en el cuartel tambores y cornetas
están tocando a diana,
se ve vagar la misteriosa sombra
que se detiene al pie de una ventana
y murmura: no llores ángel mío,
que volveré mañana.