Delgadina
D. P.
Delgadina se paseaba
de la sala a la cocina,
con vestido transparente
que su cuerpo le iluminaba,
-Levántate Delgadina,
ponte tu falda de seda,
porque nos vamos a misa
a la ciudad de Morelia.
Cuando salieron de misa
su papá le platicaba:
Delgadina hija mía,
yo te quiero para dama.
-No lo quiera Dios del cielo
ni la virgen soberana,
que es ofensa para Dios,
y perdición de mi alma.
-Júntense a los once criados
y enciérrenme a Delgadina,
remachen bien los candados,
que no se oiga voz ladina.
-Mamacita de mi vida
un favor te pediré:
que me des un vaso de agua,
que ya me muero de sed.
Papacito de mi vida
un favor te estoy pidiendo:
que me des un vaso de agua
que de sed me estoy muriendo,
-Júntense los once criados
llévenle agua a Delgadina
vaso de cristal de China
en un plato sobredorado.
Júntanse los once criados.
Delgadina la hallan muerta;
tenía los ojos cerrados,
tenía su boquita abierta.
La cama de Delgadina
de ángeles está rodeada.