Flores Chava / El gato viudo

El gato viudo


Salvador Flores



Cuando la luna se pone re - grandota

como una pelota y alumbra el callejón,

se oye el maullido del triste gato viudo

y su lomo peludo se eriza con horror.


Pero no falta quien mande un zapatazo

que salga hecho balazo a quitarle lo chillón,

y en el alero del místico tejado

el gato se ha quedado cantando esta canción:


“Para curar mi mal de amores

dijieron los “doitores”

que no había salvación.

Ahora me dicen “Gato Viudo”

porque una gata pudo

quitarme lo chiquión”.


“Antes sacaba del mandado,

me daba pa’ mi helado,

me cine y mi “jut-bol”;

ahora, con lo que me ha pasado,

me tiene más enfriado

que un hielo de “jai-bol”.


Con esta alegre y maullida serenata,

la noche es una lata no

duerme el más gallón;

Salió una vieja con cuates crema y bata

y le pidió a la gata tuviera compasión.


Pero la indina se hace la remolona

pues dice la patrona que yo no da jalón,

y el pobre gato está pagado el pato,

allá va otro zapato y allá va otra canción:


“Para curar mi mal de amores

dijieron los “doitores”

que no había salvación.

Ahora me dicen “Gato Viudo”

porque una gata pudo

quitarme lo chiquión”.


Regresar