La Zenaida
Alfredo Acosta
Cuatrocientos kilómetros tiene
la ciudad donde vive Zenaida,
voy a ver si la puedo encontrar
para ver si me da su palabra.
Al momento que vi yo a la joven
al instante yo la saludé,
cariñosamente me dice la niña
oiga joven de dónde es usté.
Oiga niña yo vengo de lejos
y me vine en un tren pasajero,
nomás vine a pedirle un favor
que acompañe a este pobre soltero.
Oiga joven si fuera soltero
y si usté me quisiera también,
yo me fuera a pasiar con usté
si me diera el transporte pa’l tren.
Cinco meses duré sin miarla
trabajé con afán, con esmero,
esperando volver a encontrarla
y ofrecerle todo mi dinero.
Yo no quiero me dice Zenaida
el dinero que usté me propone,
se lo dije por cierto en un tiempo
se lo dije por ver si era hombre.
Ahora miro que usté si me quiere,
y que son sus amores formales,
deberá de pasar a mi casa
y pedirle mi mano a mis padres.
Ya me vuelvo en el tren pasajero
el permiso sus padres me han dado,
para nada sirvió mi dinero
y a
la llevo a mi lado.