Sueño
L. y M. de Gonzalo Curiel y Sergio Guerrero
Yo te soñé anoche
con tu belleza rara;
junto a ti adiviné
una sombra,
no era yo,
no era yo.
Que te besó las manos
y te miró muy hondo,
y tu amor musitó
la ofrenda,
al murmurar
“soy tuya”.
Al despertar yo viví en el tormento
de mi sueño,
me dolió el corazón
muy dentro,
al pensar en aquella sombra,
al oirte decir
“soy tuya”.
Cuando después la mañana te trajo
junto a mí,
y tus manos besé
temblando,
comprendí que era yo la sombra,
al oirte decir,
“soy tuya”, “soy tuya”, “soy tuya”.